Auuuuuuffffff

Acabo de vivir una experiencia...llamemosla interesante.

Cuando salí de currar, de camino a la caña de los viernes (San Viernes) con los compañeros, el coche decidió que era mejor hacer el trayecto algo más divertido de lo habitual y dió un trompo de dos vueltas en el medio y medio de una recta....menos mal que era una recta, porque si no igual salgo despedida hacia el infinito.

Todo esto son tonterías de un día de lluvia y del exceso de velocidad con mi coche de 120 ponys (siii lo seeeeeeee soy una INconsciente, INsensata....INconstante, INsuperablemente torpe...) Pero lo curioso es que ahora, de vuelta a casa, tras parar a comentar el caso con los compañeros, venía pensando la de tonterías que se me pasaron por la cabeza en esos cinco segundos de vueltas dentro de mi coche:

- Primero pensé: Y ahora ¿a cual de estos llamo yo para explicarle que me empotré y que alguno tiene que dejar la cerveza y venir a buscarme entre las xestas y toxos??

- Segundo: Y voy a llegar tarde a tomarme la caña...seguro que cuando llegue ya no hay nadie.

- Tercero: Y para eso esta semana tanta locura de vestidos, zapatos, ajjjjj. Total!! Para nada!!!

- Cuarto: Es la segunda vez en este rato que me doy con el quitamiedos...¿de donde saco yo la pasta para arreglar el maldito coche??

Y todo esto en absoluto silencio...porque ya me preguntaron si grité, agarrada al volante en plan película. Pues nop, no me dió por ahí, y mira que grito muuuuuuuy bien...

Ahora no recuerdo si frené, si contravolanté, si tiré de la anilla del paracaidas....pero el caso que el coche está intacto (ni un rascazo) y cuando me conté las extremidades las tenía todas.

En el fondo, una experiencia más para mi baúl, y recordaré frenar antes de lanzarme por esa recta.