No hay parking en el cielo, ni hay ascensor.
Porque a veces las circunstancias, por asumidas, por anunciadas, no dejan de ser inesperadas. Siempre es dificil que alguien 'deje de estar'... se nota su falta en el sofá, su respiración por las noches, su presencia en general pasa a estar ocupada por un vacío.
El reloj se para durante dos o tres días, y luego volver a la 'normalidad anormal para siempre'.
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