sábado, 29 de marzo de 2008

Violencia adolescente.

Como siempre, la tertulia del Viernes noche en la Moncloa fue apasionante! Cualquier día nos largan de allí por armar el barullo que armamos, pero hasta ese día seguiremos discutiendo todo tipo de temas tan apasionadamente como ayer.
Este vez tocó la violencia adolescente.
Esta semana me enteré de una agresión que se produjo en Ourense al hijo de un compañero: cuando regresaba a casa el Sabado noche, alguno o algunos (el pobre muchacho no recuerda nada) le pegaron una paliza con un bate y lo dejaron tirado en mitad de la calle....
Y al comentar esto ayer, nos preguntabamos si realmente es tan preocupante la generación que viene detrás de la nuestra, o si la alarma social provocada por la tele es exagerada.
Creo que no es exagerado, que nos prosigue una generación violenta, igual que la nuestra es una generación que según nuestros padres o incluso abuelos fuimos más gamberros y más pasotas que ellos.....es lógico! son épocas diferentes, y evoluciones diferentes, pero esta me preocupa.
Algunas noticias:
¿Como y por que hemos llegado a esto? Ignacio Fernández Arias, psicólogo de la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, subraya el reemplazo de antiguos valores por otros nuevos: "Los menores no agreden y filman para chantajear y obtener cosas materiales. No. Para un adolescente, el mayor valor está en su círculo social. Si entonces agrede, lo graba, lo muestra y obtiene un refuerzo social determinado, la probabilidad de que vuelva a agredir es desgraciadamente alta, porque las consecuencias son positivas, y eso es mucho más importante que el que le compren una Play por estudiar".
El Laurel, un centro de menores, pionero y único en España, dedicado exclusivamente a la reinserción de menores que han agredido a sus padres. Pegar a los padres –en especial a las madres– es también otra tendencia al alza entre las nuevas formas de violencia juvenil. ¿El tipo de agresión más frecuente? Un cóctel de insultos, empujones, golpes y, en menor medida, la tentativa de homicidio. En los últimos cinco años, el número de casos fue creciendo. Lo detectamos por las denuncias, que aumentaron, y las estadísticas que empezamos a clasificar mejor. Antes ignórabamos cuántos hijos violentos había: los casos se recogían por lesiones, tentativa de homicidio, pero no llevaban el calificativo `familiar´. Así ocurre todavía en muchos sitios de España. Vimos entonces que, desde 2003 hasta 2006, los casos habían pasado del uno por ciento al diez por ciento de la población total de menores infractores.
(XLSemanal)
El teléfono del profesor aumenta sus servicios ante la ola de violencia escolar: el número de llamadas permanece más o menos estable con respecto a cursos anteriores (alrededor de un centenar), pero se recrudece la causa de las solicitudes de ayuda. De todos los casos atendidos en el teléfono desde que comenzó el curso, cuatro de ellos son de extrema violencia física o psíquica. «La tendencia ahora es desprestigiar la labor del docente del modo que sea, por lo que calumnian sobre su actitud, se inventan hechos que no han sucedido o ponen en evidencia al profesor fuera de las horas de trabajo».

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