Será veridica??? Si alguien conoce a Carmela que lo diga!
CARTA DE UN EMPLEADO RECIÉN NOMBRADO DIRECTOR DE OFICINA
El gran día ha llegado
¡Por fin Carmela, por fin me han nombrado director! Ahora sí, ahora sí que he llegado, que soy alguien, que he triunfado, que me reconocen los méritos, ahora sí que nos podemos casar, no quepo en mí de gozo y orgullo, qué feliz soy. Te quiero.
Una semana después
Hola Carmela. Todo es maravilloso, tengo despacho propio, es genial, bueno todavía no he entrado mucho porque por la mañana siempre falta alguien en la oficina y tengo que estar entre la caja y el puesto de subdirector, pero no importa, por las tardes tengo toda la oficina entera para mí, como no viene nadie más. Pero bueno, no importa, más tranquilo ¿verdad? Te quiero Carmela, la vida nos sonríe, soy feliz.
Un mes después
Carmela, esto está muy bien. Bueno está claro que algunos no saben todavía que soy director porque casi todo el mundo ordena o exige algo, de la zona, de la territorial, de la red, de riesgos, de auditoria, imagino que será cuestión de tiempo solucionar el malentendido. El despacho sigue siendo maravilloso aunque ahora sólo lo veo por las tardes y no demasiado bien porque los papeles lo tapan todo, pero no te preocupes seguro que es la adaptación normal al puesto. Te quiero mucho Carmela, estoy muy bien.
Tres meses después
Carmela perdona los modales joer, pero es que estoy un poco enfadado y algo estresado, son las diez, llevo dos cafés, dos pastillas de almax para el dolor de estómago y doce correos electrónicos leídos, cuatro por leer, tres ficheros por enviar y un par de estimaciones de previsiones de posibles futuros clientes. Algo no estoy haciendo bien Carmela, empiezo con las estimaciones, luego los correos de lo que no he firmado (principalmente porque estaba haciendo estimaciones), después los correos de explicaciones de por qué no he firmado, luego envío correo de cómo arreglo las desviaciones, no puedo visitar a los clientes porque tengo reuniones de ventas y de objetivos y para cuando termino con todo esto, ha pasado el mes y empezamos de nuevo. Tengo que organizarme, seguro que es porque no le he cogido el truco, de momento dejaré el gimnasio porque la verdad a las ocho y media de la tarde no me viene demasiado bien. Creo que el padel los miércoles a las nueve de momento también lo dejo, además hace mucho frío. No te preocupes Carmela, no estoy mal. Te quiero.
Seis meses después
Carmela, esto es un infierno. No sé si podré aguantar. Se me está cayendo el pelo, hace dos semanas que sólo veo el sol los fines de semana y ya mis amigos ni me llaman de tantas veces que les he dejado tirados. La mierda de mi despacho ya no lo piso ni por las tardes, entre las vacaciones de uno y otro llevamos tres meses sin levantar cabeza. He pensado en traerme una muda y pasar alguna noche aquí para adelantar trabajo, total para lo que estoy en casa. De todos modos y aunque mi jefe ya me ha dicho varias veces que así no podemos seguir y que de exdirectores que producen más que yo está la cola del paro llena, lo que me consuela es que como dices en tu última carta has encontrado un amigo con el que pasear por las tardes mientras yo trabajo. Me alegra que no estés sola. Carmela la vida es una mierda, pero tenemos nuestro amor.
Un año después
Carmela sé que probablemente no leerás nunca esta carta porque hace cuatro meses que te casaste con tu amigo el de los paseos. Te escribo sólo para decirte que dejo la caja. Me voy a un supermercado de cajero. El médico me ha dicho que si hago vida normal los desarreglos estomacales se me quitarán en unos años. Lo de la calvicie no creo que tenga arreglo, y los quince quilos de más seguro que me los quito cuando vuelva a hacer deporte. Mi madre no me ha perdonado aún que no fuera a la boda de mi hermana, pero es que mi jefe estaba convencido de que era una fecha crítica para la campaña de las yogurteras y no podía faltar la tarde del viernes y mucho menos ese sábado. Bueno imagino que al final volverán a hablarme. Bueno mi cuñado no, le invertí los ahorros en un súper fondo de inversión. La verdad es que no estaba muy convencido pero es que no había hecho nada y nos habían dicho que el último del ranking se iba a la calle. Ahora mismo lleva perdido un 75% del capital pero confío que en diez o veinte años se recupere. Espero que esta carta no te moleste, de todas formas no tengo mucha más gente a la que avisar, no hablo con mis amigos desde hace ocho meses y mira cómo están las cosas con mi familia. Los compañeros me han dicho que intentarán hacerme una comida de despedida pero parece que para el día previsto les han puesto una reunión. Este puesto me ha arruinado la vida, Carmela, ¡qué desgraciado soy!
El gran día ha llegado
¡Por fin Carmela, por fin me han nombrado director! Ahora sí, ahora sí que he llegado, que soy alguien, que he triunfado, que me reconocen los méritos, ahora sí que nos podemos casar, no quepo en mí de gozo y orgullo, qué feliz soy. Te quiero.
Una semana después
Hola Carmela. Todo es maravilloso, tengo despacho propio, es genial, bueno todavía no he entrado mucho porque por la mañana siempre falta alguien en la oficina y tengo que estar entre la caja y el puesto de subdirector, pero no importa, por las tardes tengo toda la oficina entera para mí, como no viene nadie más. Pero bueno, no importa, más tranquilo ¿verdad? Te quiero Carmela, la vida nos sonríe, soy feliz.
Un mes después
Carmela, esto está muy bien. Bueno está claro que algunos no saben todavía que soy director porque casi todo el mundo ordena o exige algo, de la zona, de la territorial, de la red, de riesgos, de auditoria, imagino que será cuestión de tiempo solucionar el malentendido. El despacho sigue siendo maravilloso aunque ahora sólo lo veo por las tardes y no demasiado bien porque los papeles lo tapan todo, pero no te preocupes seguro que es la adaptación normal al puesto. Te quiero mucho Carmela, estoy muy bien.
Tres meses después
Carmela perdona los modales joer, pero es que estoy un poco enfadado y algo estresado, son las diez, llevo dos cafés, dos pastillas de almax para el dolor de estómago y doce correos electrónicos leídos, cuatro por leer, tres ficheros por enviar y un par de estimaciones de previsiones de posibles futuros clientes. Algo no estoy haciendo bien Carmela, empiezo con las estimaciones, luego los correos de lo que no he firmado (principalmente porque estaba haciendo estimaciones), después los correos de explicaciones de por qué no he firmado, luego envío correo de cómo arreglo las desviaciones, no puedo visitar a los clientes porque tengo reuniones de ventas y de objetivos y para cuando termino con todo esto, ha pasado el mes y empezamos de nuevo. Tengo que organizarme, seguro que es porque no le he cogido el truco, de momento dejaré el gimnasio porque la verdad a las ocho y media de la tarde no me viene demasiado bien. Creo que el padel los miércoles a las nueve de momento también lo dejo, además hace mucho frío. No te preocupes Carmela, no estoy mal. Te quiero.
Seis meses después
Carmela, esto es un infierno. No sé si podré aguantar. Se me está cayendo el pelo, hace dos semanas que sólo veo el sol los fines de semana y ya mis amigos ni me llaman de tantas veces que les he dejado tirados. La mierda de mi despacho ya no lo piso ni por las tardes, entre las vacaciones de uno y otro llevamos tres meses sin levantar cabeza. He pensado en traerme una muda y pasar alguna noche aquí para adelantar trabajo, total para lo que estoy en casa. De todos modos y aunque mi jefe ya me ha dicho varias veces que así no podemos seguir y que de exdirectores que producen más que yo está la cola del paro llena, lo que me consuela es que como dices en tu última carta has encontrado un amigo con el que pasear por las tardes mientras yo trabajo. Me alegra que no estés sola. Carmela la vida es una mierda, pero tenemos nuestro amor.
Un año después
Carmela sé que probablemente no leerás nunca esta carta porque hace cuatro meses que te casaste con tu amigo el de los paseos. Te escribo sólo para decirte que dejo la caja. Me voy a un supermercado de cajero. El médico me ha dicho que si hago vida normal los desarreglos estomacales se me quitarán en unos años. Lo de la calvicie no creo que tenga arreglo, y los quince quilos de más seguro que me los quito cuando vuelva a hacer deporte. Mi madre no me ha perdonado aún que no fuera a la boda de mi hermana, pero es que mi jefe estaba convencido de que era una fecha crítica para la campaña de las yogurteras y no podía faltar la tarde del viernes y mucho menos ese sábado. Bueno imagino que al final volverán a hablarme. Bueno mi cuñado no, le invertí los ahorros en un súper fondo de inversión. La verdad es que no estaba muy convencido pero es que no había hecho nada y nos habían dicho que el último del ranking se iba a la calle. Ahora mismo lleva perdido un 75% del capital pero confío que en diez o veinte años se recupere. Espero que esta carta no te moleste, de todas formas no tengo mucha más gente a la que avisar, no hablo con mis amigos desde hace ocho meses y mira cómo están las cosas con mi familia. Los compañeros me han dicho que intentarán hacerme una comida de despedida pero parece que para el día previsto les han puesto una reunión. Este puesto me ha arruinado la vida, Carmela, ¡qué desgraciado soy!
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