miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hablandome.

¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?

Marco Tulio Cicerón. Escritor, orador y político romano.


5 comentarios:

anonimo dijo...

Amistad que ya no es, nunca lo fue (Publio Ciro).
Qué me vas a decir a mí, qué recientemente, o hace una vida, lo he perdido. Supongo qué no habré estado a su nivel. Ahora su vacio lo llena la pena.
(Hablando de dolor, vacio y complicidad, hoy, ahora mismo, a la vuelta de algo qué estaba dejando, un pésame, sorpresa propia y pública, un enorme abrazo silente de dos personas, amigos, qué se quieren, pese a todo. Más de lo mismo).
Pero siempre igual, odiando molestar, interferir... Vestigios católicos sin duda. Dime qué críticas

RequetePa dijo...

Amigos que se quieren pese a todo? Me ha quedado retumbando esa frase desde que leí el comentario hace un rato. Cerré sin idea de responder, y ahora vuelvo para hacerlo, precisamente por la frase.
La amistad es grande. Si en principio no buscas nada para tu provecho propio en el otro más que compartir tiempo y más tiempo, se convierte en grandiosa. No entiende de niveles, y no requiere más que un poco de ganas de entenderse. Va unida a mucha curiosidad por el/la amig@.
A veces te lleva por el mal camino, por el de la necesidad de cambiar algo de su personalidad, pero se pasa pronto, si es que hay amistad de veras.
Ese abrazo silente, me hace pensar: quizá hacía falta que alguien abrazase a otro alguien hoy... aunque no seamos nosotros los abrazantes ni abrazados, no?
Molestar? Interferir? por favor!! dejémonos de protocolo. Nada de molestias ni interferencias.
Gracias!

Chan dijo...

yo me teno qe afeitar, a ver cando acabo.
y no se si ya lo propuse alguna vez, que me da que si, pero me remito a la intro de garfield and friends.
Köszönöm szépen

diluyendose dijo...

El hoy, que hoy es ayer, era, sin duda, uno de esos días del mes en los que los abrazos le eran más necesarios y más disfrutados. No sé por qué lo sé, pero lo sé, es algo paranormal, no te rías, porque es cierto. Ojalá nunca necesite un abrazo, ni ella, la primera, ni nadie que queramos.
Y el abrazo silente y enorme era mío, tan sincero que me sorprendió tanto, como merecido y necesario para mi ayer tristisima amiga. Afortunadamente, podemos intentar no ver la realidad, pero, aunque quisiéramos, en ocasiones, nos resulta imposible negarla.

¿Protocolo? ¡No! No estar donde no debo estar, siquiera aquí, sólo donde me digan "ven", si se diera el caso, donde no moleste ni cause dudas, que, en esos y tantos días se tornan llanto. Mejor ausente, enemigo si quiere, si le ayuda a ser feliz, a su manera.
Como Chan sin barba.

RequetePa dijo...

Un abrazo... y TRES.