Jugando...a recordar, a observar las pequeñas cosas sin importancia, pero que tienen mucha más de lo que guarda su escaso tamaño. Que alguien las tenga en cuenta es lo que me resulta curioso. Desacostumbrada a que todo esto suceda. Deshabituada a algo que venía innato en mi, pero que se adormeció por el desdén de ciertas compañías. Ahora me sorprendo porque a mi alrededor hay personas que observan tan atentamente, que hacen que me esfuerce por seguir prestando atención a los detalles, tomando notas mentales.
Con mil millones de ojos pendientes de cada gesto, y todos los sentidos empeñados en simular indiferencia, a veces me quedo perpleja con algunas situaciones.
La gente me asombra (todo esto en el buen sentido), cada día más.
Cansada, dejando el tiempo correr, he descubierto un pasatiempo que ocupa más espacio en mi mente de lo que nada lo ha ocupado antes. Finalmente, ha resultado ser un aliciente diario, un impulso para la carrerilla antes de un salto final, un aliento que venía necesitando para poder levantarme todos los días de la cama sin remolonear más de lo habitual.
Sin esto, supongo que ahora mismo sería una persona gris, por lo que estoy ante todo, agradecida.
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