La palabra escrita es peligrosa. Ya lo dijo Delphine Gay (Madame de Girardin): 'Es el acento el que convence y no la palabra'. No porque se quede reflejada en un medio menos temporal que la hablada, si no porque es susceptible de multiples interpretaciones por el lector.
Es complicado saber el tono que alguien dió a una frase que escribe, si no tenemos el conocimiento necesario sobre el escritor o escritora... y aún así, a veces dan lugar a dudas.
El tono, la fuerza, las pausas, el enfasis en palabras concretas. Podemos intentar reflejarlo con puntos supensivos, con mayusculas, con palabras en negrita. No será nunca lo mismo.
Pero, por otro lado, ¡es tán fácil escribir!. Tán simple, si lo comparamos con decir todo lo que queremos o necesitamos, hablando. Deja el tiempo de reacción necesario para decir las cosas meditando antes, colocando las frases en el orden preciso, eliminando las palabras que no deseamos que lean. Nos da un mayor control.
El tono, la fuerza, las pausas, el enfasis en palabras concretas. Podemos intentar reflejarlo con puntos supensivos, con mayusculas, con palabras en negrita. No será nunca lo mismo.
Pero, por otro lado, ¡es tán fácil escribir!. Tán simple, si lo comparamos con decir todo lo que queremos o necesitamos, hablando. Deja el tiempo de reacción necesario para decir las cosas meditando antes, colocando las frases en el orden preciso, eliminando las palabras que no deseamos que lean. Nos da un mayor control.
2 comentarios:
...duenh@ de tus silencios, esclav@ de tus palabras...
Y un fraude, farsante, embuster@, psicótic@, manipulador, si, teniendo la oportunidad, no eres capaz de ratificarlas, no sólo con tus acciones e inacciones, sino repitiéndolas, una y mil veces, sin las ambigüedades que lo escrito, también perenne, conlleva, a veces deliberadamente, cuan ejercicios literario-amatorios, y de la única manera posible: hablando, a los ojos siempre, frente a frente, sin bajar la mirada.
Aunque broten las lágrimas.
Aunque sea para decir: borra lo que te escribí y no fui capaz de decirte jamás.
Es menos fácil y más cómodo no hacerlo, formalmente incluso no seríamos o podríamos no sentirnos culpables. Y no sólo es bueno y es mejor, cuando se pueden intuir discrepancias o malentendidos que nos afecten o afecten a terceros, sino necesario, para ellos y para nuestra mirada, el resto de nuestras vidas, ante el espejo o ante nuestr@s, aunque sean aún potenciales, la edad tampoco es excusa, hij@s.
no es necesario hablar pa decir chorradas, mira como las escribo, cua cua cua, aguanbabuluba... y no escribo mas que me canso.
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